Debido a nuestro anterior artículo sobre la nueva creación del euro digital, podemos plantearnos la duda de si realmente interesa para la economía un mayor control sobre nuestro capital. En otras palabras, si interesa que exista la economía sumergida y el blanqueo de capitales.
Cuando hablamos sobre el blanqueo de capitales hablamos de una persona que realiza actividades económicas fraudulentas, metiendo dinero ilegal en el sistema.
Poniendo un ejemplo de actividad fraudulenta, podemos considerar cualquier organización que por el día se dedique a su actividad principal (pongamos una peluquería), poniendo a ésta como tapadera, y realizando la actividad con mayores ingresos por la noche, donde actúa por ejemplo como negocio de narcotráfico.
Es muy difícil que Hacienda pueda controlar todas las personas que entran en la peluquería a cortarse el pelo, ya que cuando te lo cortan, no recibes una factura de que te has cortado el pelo, simplemente le pagas lo correspondido y te vas jodido porque te han cortado más de la cuenta. En resumen, es muy difícil de controlar.
El dueño de la peluquería puede declarar a hacienda que le han entrado 500 personas a lo largo del día, metiendo el dinero del narcotráfico como actividad de peluquería, cuando realmente en lo que es su actividad de peluquero, ha cortado el pelo a 100 personas. De esta manera, consigue meter en nuestro sistema monetario, dinero ilegal.
Imaginemos que todos los negocios cometieran dicha infracción. Existiría una sobre-circulación de capital en nuestros mercados, creando inflación al existir un incremento excesivo de la oferta de dinero, haciendo que, como todo el mundo tiene dinero, todo el mundo quiera más, provocando un encarecimiento del mercado.
El método más típico sucede en las apuestas de lotería. En los medios, seguro que todos habréis oído hablar de la típica persona que le lleva tocando la lotería 5 años seguidos, y nosotros pensando “joder, que suerte”. Pues no, nadie tiene tanta suerte.
El peluquero que mencionamos anteriormente consigue más capital por medio del narcotráfico, y como sería muy descabellado declarar 500.000 euros a través de la peluquería, decide contactar con uno de los afortunados del gran premio de lotería, ofreciéndole comprarle el boleto por 600.000 euros, llevándose el beneficiario de la lotería un incremento de 100.000 euros más, por lo que este acepta y nuestro peluquero narcotraficante se ha desecho del dinero ilegal, metiéndolo en el mercado y quitándose todo el marrón (aunque ahora todo esto está mucho más controlado, o eso nos dicen).
Bien, todo dinero fraudulento se encuentra en efectivo, nunca llega al sistema bancario, porque sino HACIENDA preguntaría de donde ha salido dicho capital y bueno, todos sabemos el fin de la historia, por lo que el fin de este dinero negro se utiliza en el día a día, para el pago de bienes de consumo, servicios o demás caprichos.
Entonces, ¿por qué puede interesarle al sistema el blanqueo de capitales?
No hay actividad que genere dinero más rápido que las actividades en economía sumergida, por lo que aunque no nos lo hagan ver, tiene mucha más fuerza de la que imaginamos.
Como vemos, la economía sumergida representa una parte muy importante de nuestro tejido productivo, indicado en % de PIB (un 17,2% en España), observando por tanto, que la economía sumergida beneficia a nuestra economía aunque se considere ilegal.
En otras palabras, genera recaudaciones tan grandes en tan poco tiempo, que no podrían verse en cualquier otra actividad lícita, por lo que… ¿por qué no cerrar los ojos?.
A nuestros gobernantes, les interesa mucho más de lo que creemos, llegando incluso a facilitar que esto ocurra. Estas cantidades enormes de dinero generan mucha liquidez, activando por tanto de forma indirecta una política monetaria expansiva, fomentando la inversión con dichas aportaciones.
Por tanto, al gobierno de turno que le toque la implantación de este nuevo euro digital, podría no verse beneficiado ya que verá como muchos indicadores económicos disminuirán con respecto a años anteriores, debido a la regulación de efectivo y por tanto, la disminución de actividades fraudulentas en la economía sumergida.
