Idea general
El indicador más popular para medir el grado de recaudación en nuestra economía es el medidor de la presión fiscal. Es un ratio que relaciona todos los impuestos recaudados de una nación con respecto al PIB.
Escenario futuro
En 2019, la recaudación de impuestos supuso el 34,4% del PIB (dato de la presión fiscal). Sin embargo, nuestro buen gobierno, dice que estamos por debajo de la media europea en lo que a recaudación se refiere, y no habría nada achacable ya que efectivamente la media europea se sitúa en el 41,2%.
En otras naciones también tienen una presión fiscal superior, como son Francia (48,4% del PIB), Bélgica (47,2% del PIB) y Dinamarca (45,9% del PIB), Suecia (44,4% del PIB), Austria (42,8% del PIB), Finlandia (42,4% del PIB) e Italia (42,0% del PIB).
Sin embargo, no todo es lo que parece, ya que no es lo mismo la presión fiscal que el esfuerzo fiscal.
El esfuerzo fiscal es la relación entre la presión fiscal y la renta nacional media (renta per captita) de un país. En dicho esfuerzo fiscal, se mide la renta percibida (incluyendo la parte proporcional al IVA de dicho país), por lo que es un medidor mucho más preciso. Pongamos un ejemplo.
En España, tenemos un IVA del 21%, aunque nuestro tipo impositivo es del 8,5%. Alemania, con dos puntos menos de tipo general del IVA (19%) frente a España, su tipo efectivo es el 10,6%.
La gran limitación que nos encontramos es que al analizar la presión fiscal, no tiene en cuenta ni el diseño tributario ni la distribución de dicha carga fiscal. Otro de los grandes inconvenientes se haya en la renta de cada país.
Sanz y Romero, desde Funcas, dicen que «Una misma presión fiscal puede exigir sacrificios fiscales muy distintos. Por ejemplo, si se aplicase la presión fiscal de Dinamarca (45,4%) a España, el esfuerzo fiscal exigido a los españoles sería mucho más elevado: los daneses tienen una renta per cápita de 51.600 euros anuales mientras que la renta per cápita española es menos de la mitad (24.000 euros)».
En uno de sus trabajos nos dicen que en un estudio realizado a las 20 principales economías del entorno, España se situaría en el puesto número 4 en torno a esfuerzo fiscal, solo superado por Italia, Grecia y Portugal.
Conclusión:
En conclusión, si nos fijamos en lo que a presión fiscal se refiere, España debería subir los impuestos para poder controlar nuestro déficit. En cambio, tras fijarnos en nuestro esfuerzo fiscal, debemos plantearnos si realmente nuestros políticos llevan razón y estamos por debajo de la media o habría que hacerles mirar dicho indicador para ver si debemos o no subir nuestros impuestos.